Regenera Tus Cartílagos De Forma Natural Con Estos Alimentos

El cartílago es un componente muy especial del organismo, con características únicas que le permiten cumplir una variedad de funciones. Por ejemplo, cubre las terminaciones óseas de las articulaciones, además se utilizan  para amortiguar los golpes al caminar y los saltos, para prevenir el desgaste por rozamiento y así permite los movimientos de la articulación.

Aunque solemos restarle mucha importancia, los cartílagos son una parte muy importante de nuestro cuerpo. Tienen el trabajo, ni más ni menos, que de soportar estructuras como, por ejemplo, las articulaciones. Son muy proclives a lesiones en los deportistas, personas muy activas o de la tercera edad. Gracias a la alimentación podemos regenerarlos.

Cartílagos, siempre los más perjudicados
Tienen la función de conectar a los huesos entre sí y aportarles movilidad. No son tan duros como las estructuras óseas ni tan elásticos como los músculos.

Es fundamental prestarle mucha atención a los cartílagos, ya que es un tejido que, una vez dañado, es muy difícil que pueda repararse por completo. Esto trae como consecuencia diferentes dolencias, entre ellas la artritis. Los esguinces son las habituales lesiones de este soporte. Las zonas más afectadas son:

 

Tobillos
Rodillas
Muñecas
Codos
Hombros
Además se pueden lesionar por quemaduras graves o por accidentes. Las heridas son muy dolorosas e incluso pueden ocasionar problemas de movilidad.

¿Cuáles son las causas de problemas en los cartílagos?
Envejecimiento
Enfermedades degenerativas
Actividad física excesiva
Obesidad
Estrés
Cargar o transportar cosas pesadas
Aportación insuficiente de nutrientes
Es vital que los cartílagos se mantengan saludables, sobre todo los de las rodillas, que son los que sostienen más peso (de casi todo el cuerpo). Los síntomas más habituales de lesión o daño son:

Dolor al mover la extremidad o articulación
Limitación de movimiento en la zona
Deformidad
Inflamación
Enrojecimiento
¿Quieres conocer más? Lee:
Cómo prevenir el dolor de cartílagos

La alimentación y los cartílagos

Una dieta adecuada permite cuidar, reforzar y regenerar esta parte del cuerpo de manera natural. Una alimentación balanceada para lograr este objetivo debería incluir los siguientes nutrientes:

Vitaminas A, C y D
Calcio
Lisina
Fósforo
Flúor
Magnesio
Proteínas
Es muy importante beber agua para poder hidratar los cartílagos y las articulaciones. No olvides tu dosis de 2 litros diarios. Si hablamos de los nutrientes necesarios para mantener los cartílagos saludables y tratarlos en caso de molestias o dolores, podemos destacar los siguientes:

Lisina
Este compuesto tiene la capacidad de evitar la fatiga y facilitar la recuperación en caso de daños. El consumo recomendado es de 12 mg por kg de peso. ¿Cuáles son las mayores fuentes de lisina?

Legumbres
Carnes rojas
Huevos
Bacalao
Soja
Queso
Frutos secos
Levadura de cerveza

Vitamina C

Es un gran antioxidante con la capacidad para aumentar nuestras defensas, además de producir naturalmente colágeno. Esto quiere decir que ayuda a regenerar tejidos conectivos, permite un mejor funcionamiento de los vasos sanguíneos y un transporte de flujo de sangre oxigenada, que es responsable de la recuperación de las lesiones. Entre los alimentos con mayor cantidad de vitamina C se encuentran:

Naranjas
Tomates
Piñas
Melocotones
Coles
Fresas
Kiwis
Cebollas
Pimientos
Lechugas
Mandarinas
Uvas
Moras
La dosis mínima recomendada es de 75 mg para mujeres y de 90 mg para los hombres.

Vitamina D
La exposición a la luz solar es la mejor manera para añadir vitamina D a nuestro organismo. Contribuye a mejorar la movilidad de las articulaciones y, además, previene enfermedades como la osteoporosis y la artritis, e incluso evita problemas en los cartílagos.

Con la alimentación también podemos incorporar vitamina D a nuestro cuerpo. Las mayores fuentes de este nutriente son:

Pan integral
Leche
Cereales integrales
Salmón
Arenque
Ostras
Colágeno

Esta proteína estructura los tejidos cartilaginosos, los tendones y los huesos. Los estudios han llegado a la conclusión que facilita la unión entre todos estos. La manera más simple para añadirlo en el organismo es comiendo gelatina. Pero atención, conviene que sea baja en calorías porque de lo contrario el azúcar estará reduciendo las propiedades del colágeno.

Además de ser un rico postre, se puede emplear como componente principal en variadas comidas, tanto dulces como saladas, en caso de comprar las hojas de gelatina sin sabor. Es perfecta para regenerar los cartílagos de la cadera y de las rodillas. La cantidad adecuada por día es de 10 gramos. Si se consume regularmente, puede eliminar por completo los síntomas de la osteoartritis.

Especias y plantas antiinflamatorias
Para poder recobrar y regenerar un cartílago o una articulación es preciso consumir ciertas hierbas y especias. Entre las primeras destacamos dos: sauce y harpagofito. Entre las segundas, el jengibre y la cúrcuma. Añadirlas a nuestras infusiones y comidas ayudará a la movilidad y flexibilidad de las extremidades.

Ácidos grasos Omega 3

Para fortalecer los cartílagos, sobre todo el de la rodilla, debes limitar el consumo de las grasas saturadas (por ejemplo, las contenidas en la comida rápida) y cambiarlas por proteínas magras (tofu, frijoles, etc) y ácidos grasos Omega 3. Estos últimos tienen la capacidad para reducir la inflamación crónica. Las principales fuentes de este nutriente son:

Atún
Mariscos
Sardinas
Vieiras
Espinacas
Achicoria
Col rizada
Acelga
Semillas de cáñamo
Semillas de chía
Semillas de calabaza
Maní Sacha Inchi
Aceite de linaza
Aceite de pescado

Buenos hábitos 
Es conveniente llevar a cabo un plan preventivo para que los cartílagos no se dañen. Además de comer de manera equilibrada y añadir los nutrientes adecuados, es preciso cumplir con una especie de rutina. Algunos consejos:

Hacer ejercicio empezando por un nivel inicial e ir aumentando la intensidad; Caminar todos los días; Realizar estiramientos de piernas, hombros, caderas, etc. Masajear las zonas más conflictivas o vulnerables; Tener cuidado al levantar peso en nuestras actividades cotidianas; Consultar al médico apenas comiencen los síntomas.