Cómo Dejar Las Harinas En Tres Pasos

Existe mucha polémica en torno al consumo de harinas. Los médicos suelen estar de acuerdo en que las blancas son las más procesadas y es más sano sustituirlas por las integrales. Pero muchas personas han optado por eliminar todas las harinas de sus dietas.

Algunos nutricionistas no aconsejan eliminarlas por completo, ya que los hidratos de carbono se transforman al momento de digerirlos en glucosa, que es necesaria para alimentar órganos como el cerebro, la retina o los riñones.

Sin embargo, es cierto que otros alimentos, como las frutas, verduras y lácteos, también los aportan, como para cubrir esa necesidad de glucosa básica. La glucosa de más que se consume o produce se transforma en grasa, y ahí está el problema: el exceso de harinas es una de las causas más comunes de sobrepeso. Por eso, si necesitas bajar algunos kilos, reducirlas o eliminarlas es aconsejable.

En definitiva, lo mejor que puedes hacer en torno a este tema es informarte para tener una opinión y decidir si las harinas son o no necesarias para tí, en este momento de tu vida, porque cada organismo es diferente.

En el caso de que decidas dejarlas, puede que entonces te encuentres con un problema, porque suelen volverse adictivas: esto se debe a que los hidratos de carbono, presentes en los alimentos a base de harina, se convierten en glucosa al ser procesados por el organismo. Al mismo tiempo, la glucosa estimula la insulina, que cuando llega al sistema nervioso central, da ganas de comer.

Por eso, si uno le da al cuerpo hidratos de carbono, luego tiene ganas de seguir consumiéndolos. Estos tres consejos te ayudarán a dejarlas.

 

1. Encuentra alimentos crujientes y saludables

En muchas ocasiones cuando consumimos harinas en formas de snack o junto con las comidas, el clásico pancito o galleta para acompañar, lo hacemos más por el hábito de masticar algo crujiente, que por porque tengamos hambre.

Si eres de esas personas que puede comser un paquete entero de galletas mientras ve una película o incluso mientras está trabajando, debes encontrar algo crujiente pero saludable con lo que reemplazarlo.

Las bastoncitos de vegetales, como la zanahoria, el apio o el ají crudo, pueden ser ideales. Acostúmbrate de tener siempre un plato con tu vegetal favorito mientras estás en la computadora, viendo televisión o en cualquier actividad durante la cual suelas comer alimentos a base de harina.

 

2. Respeta las comidas

Saltear comidas es un mal hábito en el que suelen caer muchas personas cuando intentan bajar de peso, y es contraproducente, porque produce bajones de azúcar bruscos. Es probable que esos bajones terminen con un ataque a la bolsa de pan o a cualquier alimento lleno de harinas e hidratos de carbono, que suelen ser fáciles de conseguir y nos parece que nos saciarán fácilmente.

Para evitar llegar al punto en el que sientes que necesitas harinas sí o sí para saciarte, debes mantener un ritmo de comidas balanceado, tomando colaciones cada dos o tres horas como máximo. Lo ideal es que estos snacks entre comidas sean frutas o vegetales cortados. Nunca debes pasar cinco horas sin comer, porque eso siempre terminará con una gran tentación por alimentos poco saludables.

 

3. Descansa y reduce la ansiedad

La ansiedad es un gran enemigo para quienes buscan reducir o eliminar el consumo de harinas, y para todos los que desean bajar de peso, porque simplemente da ganas de comer.

Las harinas suelen ser la primera opción cuando tenemos ansiedad, porque solemos tener a mano galletas y otros alimentos compuestos de harina procesada que podemos comer en grandes cantidades casi sin darnos cuenta. Además, como vimos, tienen un gran poder adictivo. Por eso, cuando dices “me como solo uno”, sabes que terminará siendo mentira.

Por otra parte, también es muy difícil dejar las harinas cuando no estamos bien descansados, porque al generar glucosa en el organismo, producen la sensación de energizarse, aunque es sólo por un momento, seguido por un nuevo bajón energético.  Si estamos bien relajados y descansados es mucho más probable que puedas cumplir tu dieta. Por eso, antes de dejar las harinas, piensa en cómo vas a reducir la ansiedad.
Asegúrate de descansar correctamente por las noches, y aprende maneras de relajarte en cinco minutos, para que recurras a ellas y no a la comida cuando tengas ansiedad.